jueves, 26 de junio de 2008

"Las colmenas"

Vivo en el edificio de arriba, probablemente uno de los más feos de Madrid. Está en el Barrio de la Concepción, cerca de Ventas, y forma parte de un conjunto conocido popularmente como "Las colmenas", por motivos evidentes. El mío es el más grande (incluso pasa un túnel por debajo). De hecho, hace poco leí que es, junto con el Palacio Real, el inmueble con mayor superficie de la ciudad. También he oído varias veces que es el más densamente poblado.

"Las colmenas" son obra de José Banús. Según su obituario en El País, "este constructor franquista promovió en 1956 algunos de los bloques-hormigueros más notables que registra la historia de la arquitectura española, auténticas reliquias del concepto de vivienda social". Me han contado que servían para que los peces gordos del régimen alojaran a sus queridas. Puede ser. Ahora están poblados por viudas de 80 años para arriba que, cuando la palman (alguien les debe de cortar la cabeza, porque su fortaleza es envidiable), son sustituidas por parejas jóvenes con hijos.

"Las colmenas" han salido en infinidad de películas, series de televisión y anuncios. En mi calle y aledañas rodó Almodóvar "¿Qué he hecho yo para merecer esto?". Los duendes de la ONCE han correteado virtualmente por los patios exteriores, en los que habían bailado antes unos raperos de Coca-Cola. En general, los personajes a los que se quiere presentar como marginales o de baja condición "viven" en mi edificio o en los de al lado. Vecinos míos han sido Marcial, el bedel del centro de salud de "Médico de familia", o Javier Cámara en su papel protagonista de "Torremolinos 73".

La población inmigrante abunda. Aquí convivimos madrileños de toda índole: españoles, ecuatorianos, europeos del este y, dada la cercanía de la mezquita de la M-30, musulmanes mayoritariamente árabes. Es el nuestro, pues, un barrio tan multicultural como Lavapiés, pero no somos tan pesados al respecto. Durante el día pululan también europeos occidentales y estadounidenses, pues alguien tuvo la idea de construir un rascacielos de oficinas para multinacionales entre mi casa y la mezquita. Si a todo ello le sumamos el tanatorio contiguo a ésta, urbanísticamente la zona resulta de lo más friki.

En los bajos de "Las colmenas" hay bares, comercios de toda la vida (esos en los que puedes pedir "lo de siempre"), chinos todo-a-cien y puticlubes. De estos últimos he contabilizado al menos una docena, aunque ninguno como el que luce orgulloso en la puerta un  cartelito con la leyenda "Desde 1964". Cuando era periodista, me tocó entrevistar al comisario de Ventas (la comisaría está pegada a mi casa), que me negó insistentemente que hubiera mucha prostitución. Para mi regocijo, descubrí que se apellidaba -no podía ser menos- Torrente. No todo el mundo puede presumir de tener el pasaporte firmado por el personaje de Santiago Segura.

A mí el barrio me resulta entrañable, entre otras cosas porque he crecido en él. Me cuesta imaginarme viviendo fuera y perdiendo de vista a mi abuela, que es una de las inmortales y vive en el portal de al lado, al dueño de la ferretería, que no desiste en su empeño por formarme en el fascinante mundo de las reparaciones caseras, a los charcuteros que saben que el jamón me gusta lo más curado posible, a Gladys y Daisy, las dos cajeras-limpiadoras-reponedoras-gerentes del DIA, al chino Juan (bautizado así por las viudas mencionadas), que me dejó alucinado el día que supo qué era el espumillón cuando se lo pidió una señora...

Junto a "Las colmenas" está el patio donde aprendí a montar en bici, la autoescuela donde me saqué el carnet de conducir, los kioskos donde mangaba los periódicos cuando volvía de marcha de madrugada, el rincón al que iba previamente a potar y en el que ahora juego a la pelota con mis hijos y, si me encuentro una pota, me acuerdo de todos los muertos del responsable, el parque que atravesaba para ir al colegio y donde, puntual como un caballero británico, me pedía las pelas todos los días el mismo yonqui, al que acabé cogiendo aprecio...

Mi barrio es, en fin, como un pueblo, de lo más entretenido y lleno de vida. Siempre hay gente en la calle y todo el mundo se conoce de vista. Quizá pueda hablarse de un cierto espíritu de comunidad, palpable cuando hay algo que celebrar. En Nochevieja, después de las uvas, nos asomamos todos por la ventana y nos saludamos de unos edificios a otros, mientras los más cafres compiten a tirar el petardo ilegal más gordo (es costumbre que quienes salen rumbo a fiestas lo hagan agazapados bajo paraguas protectores). El otro día, tras el triunfo de España ante Italia en la Eurocopa, se repitió el ritual, con los balcones a rebosar de vecinos brincando y abrazándose. ¿Habrá ocasión esta noche?

16 comentarios:

urbenportales dijo...

Ni me figuro lo que debe ser vivir en una ciudad, ya me ahogo en Castellón, imagínate por esos lares (aunque no tenéis más remedio).

En ese edificio, como una vez ya te dije por aquí, cabe todo el pueblo… joder, no sería mala idea, ¿queréis a 3.300 vecinos endogámicos, incultos e integristas de la tauromaquia?.

Eso sí, si miro por la ventana veo el mar a 6 km. y detrás de mi casa empieza la Sierra Espadán, y a media hora de camino ya no oyes la civilización.

urbenportales dijo...

Ah, y en lugar de salir al balcón, tiran cohetes de gan tonelaje.

Otis Driftwood dijo...

Yo es que soy mu de Madriz. A mí la supuesta calidad de vida de la que presumen tanto ciudades como Vitoria, Pamplona, Cuenca o Albacete se la pueden meter por donde les quepa. Por motivos personales pasé largas temporadas en Pamplona y sí, puedes ir en bici, las calles son tranquilas y limpias, el ritmo es más pausado, hay cervatillos en un parque... pero a las dos horas se me agotaba la ciudad. El barrio de Ventas está al lado del mío, así que los taurómacos integristas estarían en su salsa...

urbenportales dijo...

Ahora procedo a hacer el envío, he dicho a los de la agencia de transportes que igual algunos se resistían y que peguen fuerte si es menester, pues los de mayor tamaño no ven con buenos ojos el ser empaquetados.

Otis Driftwood dijo...

Los espero gustoso en plan "Caravana de Plan" pero a la inversa. Los recibirá una banda de pasodobles y procuraremos emparejarlos a la mayor brevedad. Aisssh, ¿quién será mi abuelastro?

IVAN REGUERA dijo...

Coño, que nerorralista te ha quedao esta entrada, 'Otis de Sica'. Me ha gustado. Y te envidio porque yo vivo en Capitán Haya y ahí sólo hay putas, 'ejecubobos' y nuevos ricos 'GilyGil'. Pero me voy acostumbrando.

También comparto lo de la melonada de la pequeña ciudad con "calidad de vida". ¡Ahora hasta el puto Bilbao tiene palmeritas, no me jodas!

A mi me gustaba Madrid desde pequeño, cuando la veía por la tele, en las pelis de los Ozores.

Soy así de vasco-cañí. Una anomalía genética.

Y a ver qué pasa esta tarde...

IVAN REGUERA dijo...

Quería decir NEORREALISTA, coño.

ROSA ALIAGA dijo...

anda...yo estuve con un chico de tu barrio..poeta de la concepción...

Anónimo dijo...

Ay, ay, qué me muero de la emoción, ya decía yo que me sonaba el edificio. MARCIAL vivía en él con MATÍAS, el amigo de Don MAnolo (Padre de Nacho Martín).
Recuerdo la musiquita con un plano de tu edificio.
Ay, qué maravilloso, eres casi famoso.

Por cierto, no es que tenga buena memoria, es que me he visto Médico de Familia unas 200 veces, la siguen emitiendo en Telecinco Cinco Estrellas (o como carallo se llame ahora). Emilio äragón sigue forrándose, y sigue, y sigue...

Otis Driftwood dijo...

Bueno, mi barrio es muchas veces surrealista, más que neorrealista, Reguera.

¿Un poeta en La Conce, Trilce? Pues o se habrá exiliado o estará en los calabozos del comisario Torrente...

Welcome, Poo. Y el novio de la Juani también vivía aquí, que se me olvidó imperdonablemente. ¿Qué opina tu médico de lo de seguir viendo "Médico de familia"?

Anónimo dijo...

Mi médico ya me da por imposible desde que le dije que volvía a ver "Esencia de Poder", también en la TDT (BENDITA TDT).
El Poli vivió allí algún tiempo con Marcial, pero luego compró piso con LA Juani (como toda pareja de bien), tuvieron una hipoteca y cuidaban de una niña que ponía los pelos de punta, una andaluza sobrina de La Juani.

Otis Driftwood dijo...

Diosssssss, !la recuerdo! Una niña que justificaba por sí sola la pederastia sadomaso...

Anónimo dijo...

Sí, esa misma, que la odiosa anita (hija de Nacho) parecía remaja y rechú a su lado.

juan dijo...

Que recuerdos mas buenos me a traído tu historia de las colmenas yo ni mucho menos vivo en Madrid pero si viví antes de casarme en un edificio parecido y en un barrio muy parecido.

Que tiempos aquellos de los colegas del barrio de toda la vida, las viejas que como tu dices eran inmortales, el tio del kiosko..... en fin, enhorabuena en general por tu blog me a encantado.

Por cierto si tienes mail ponte en contacto quería preguntarte algunas cosas del barrio, te dejo el mío.

chivi2005@gmail.com

saludos

Juan Luis dijo...

Hola, Otis.

Estoy escribiendo un libro sobre el Barrio de la Concepión y San Pascual y he leído tu artículo (ayer casualmente estuve paseando por tu barrio, yo vivo por San Pascual). Me gustaría contactar contigo tanto porque me contaras algunas historias como por si tienes fotos antiguas de la zona. Este es mi correo: juanlroldan@yahoo.es

Gracias y un saludo.

Anónimo dijo...

¡Muy buen artículo sobre un gran barrio!